Tuesday, August 17, 2010

Una de las otras culturas francesas

Cuando se habla de Francia, todos piensan en la Torre Eiffel, en los curasanes, los crêpes y en Sarkozy (vale, sí, muchos piensan antes en Carla Bruni, pero no es ni totalmente francesa). El caso es que, igual que hay varias Españas, también hay varias Francias. Y algunas de esas Francias totalmente desconocidas fuera de sus fronteras son incluso bien vistas por los propios franceses (siempre habrá excepciones, reductos y anticuados, como entre nuestras queridas Españas). Hoy quisiera hablaros de una Francia muy especial, de la que me gustaría que aprendieran todas las Españas posibles: la Francia de los cantantes de origen extranjero y de larga residencia francesa (¡como la mismísima Carla Bruni! Aunque bueno, ésa de cantante tiene poco, creo yo...). He aquí algunos ejemplos:

-Amine, de origen marroquí, con algunos grandes éxitos, como esta canción:

"J'voulais"


-Shy'm, de ascendencia martiniqueña (vamos, de La Martinica, en el Caribe):

"Je sais"


-Nâdiya, de ascendencia argelina, ha colaborado con Enrique Iglesias para cantar juntos "Tired of being sorry" y "Miss you", así como con Kelly Rowland, cantando "No future in the past":

"Signes"


Creo que ésta es una pequeña pero importante muestra de que existe toda una corriente musical en Francia que, personalmente, echo a faltar en España y que sería interesante contemplar y disfrutar, y así caer en la cuenta de que cada país esconde varias vertientes culturales que merece la pena explotar, para abandonar de una vez la limitada concepción de que cada país es sólo una identidad única e indivisible, sino que es un maravilloso abanico de colores que enriquece a la totalidad.

Monday, August 16, 2010

¿Y si...?

La cultura no se reduce a bailes regionales ni a comidas típicas. Ni mucho menos a festividades centradas en la tortura de animales, evidentemente. La cultura es algo que va mucho más allá de todo aquello que podamos utilizar para definirla, es también el compendio de aspiraciones, ideas asumidas de lo que es el mundo, lo que podemos y lo que no debemos hacer, lo que nos es imposible y el margen de libertad que se da al individuo. Otra de las cuestiones que definen una cultura y que, creo yo, establecen el horizonte de la misma son los dilemas morales que permanecen sin resolver.

En esta entrada quisiera acariciar un poco esta última cuestión. Anoche vi una película de 2004 titulada "La memoria de los muertos", interpretada por Robin Williams. Trata la cuestión de que, al nacer, los padres pueden escoger implantar una especie de disco duro orgánico en el bebé que registre audiovisualmente todos y cada uno de los recuerdos del individuo, con los sueños que tiene por la noche y todo. Al morir, un "montador" recibe ese disco duro orgánico, ve las escenas de su vida que le da la gana y elabora una mini - película con las escenas que él escoge para representar la vida del difunto y exponerla en su funeral y/o en su lápida, si tiene suficiente dinero. Claro, esto plantea un dilema, ya que si eso es así, los discos duros de personas importantes y/o corruptas contendrán secretos que, por ética, un montador no puede revelar pero que, al ser de interés nacional, es conveniente que publique para solucionar problemas políticos y demás.

Por otro lado, también está la cuestión de que, una vez te cuentan que llevas ese disco duro en la cabeza, (según la película, es conveniente que te lo digan a los 21 años), tú no actúas como lo harías si supieras que nadie se va a enterar de lo que haces, sino que tratas llevar una vida modelo, porque sabes que, cuando mueras, alguien va a ver que hiciste atrocidades, y eso no te gusta (porque, igual que lo puede ver el montador, también lo puede difundir por toda la red, claro).

Por este mismo motivo, en la película sale un grupo de rebeldes que protestan contra este implante y contra el hecho de que la gente cede su libertad para actuar libremente y a la vez aceptas que el montaje que el montador realiza sobre la vida del difunto es el único montaje posible, ya que el montador decide desechar muchas escenas que podrían ser útiles (violaciones, escenas desagradables, actos de baja moral, traiciones...) y desenmascarar a las personas, además del hecho de que un montador puede alterar los recuerdos y contar las cosas como no han pasado. 

Sin embargo, si yo supiera que llevo un disco duro de esos en la cabeza, yo no tendría por qué dejar de ser como soy pues, al fin y al cabo, todo aquello que haga que pueda dañar mi reputación sólo se sabrá una vez este muerto y, evidentemente... si ya estás muerto, ¿para qué preocuparte? Aquí sale muy claramente todo aquello del "qué dirán", elevado a la enésima potencia, porque se lleva hasta el extremo del "qué dirán incluso después de muerto". Lo cual va totalmente ligado a la idea de "inmortalidad", que también se trata en la película. La necesidad de vivir para siempre, de mantener el recuerdo, de dejar una huella en el lugar que habitas para asegurarte que lo que tú eres no desaparecerá por completo. ¿Es ésta la manera más adecuada de conseguirlo, torturándote por la aceptación de los demás? ¿Qué clase de recuerdo se puede tener de una persona que no tiene el suficiente valor de ser ella misma? ¿Qué clase de aportaciones y de huellas podrá realizar esa persona tan preocupada por ser aceptado? ¿Esa preocupación no le limitará? Una cultura con semejante tecnología... ¿no debería superar de una vez el tema de la auto-aceptación? ¿Qué peligros conlleva manejar tecnología tan poderosa con una psicología tan débil? ¿Manipulación? ¿Espionaje? ¿Infundir miedo? ¿Espiral descendente de decadencia moral?

Y también el tema de "cómo recordar a los difuntos". ¿Por qué sólo recordar lo bueno, como hacen los montadores con sus mini-películas? Si somos seres humanos maduros, ¿no podemos asumir que hay tanto cosas aceptables como no aceptables, según los parámetros de lo aceptable de cada uno, y ser justos con el difunto, mostrando la esencia de lo que ha sido en realidad ya que, si ha hecho algo que nos resulta inaceptable, fue también porque tuvo unas motivaciones que surgieron de la persona que él era? Una vez más surge el tema de la aceptación, pero en sentido inverso, el de ser nosotros capaces de aceptar a los demás tal y como son, de saber centrarnos en lo que son realmente, en su totalidad, saber apreciar la humanidad de las personas.

Por último, quisiera haceros pensar en la cuestión de la representación del colectivo que se oponía a dicha tecnología como unos "punkies" de mala vida, ignorantes, violentos y con prácticas malsanas. ¿Cuánto hemos evolucionado realmente si aún a día de hoy seguimos concibiendo la oposición de esa manera? ¿Por qué no podemos entender que aquellos que se oponen a nuestras ideas tienen los mismos hábitos y son tan "aceptables socialmente" como nosotros mismos, en vez de complicar la diferenciación básica de ideas con una diferenciación añadida e innecesaria? Y lo que es más, ¿cuántos de nosotros realmente tendemos a ver así a los que no comparten nuestras ideas y cuánto nos intentan hacer ver así las cosas desde películas de alcance mundial?

Éstas son algunas de las cuestiones que se me pasan por la cabeza... A ver qué pensáis... Lo que da de sí una hora y media de celuloide, ¿eh?

Sunday, August 15, 2010

Zambullida fugaz en la India

 Quisiera retomar este blog dando a conocer un trocito del mundo en el que vivimos, pues ése es parte del próposito del blog. Probablemente todo el mundo conozca la famosa canción "Jai Ho", de la película "Slumdog millionaire", aunque más probablemente todavía la que muchos retengan en su memoria sea la versión inglesa de Pussycat Dolls, y no la de Ar Rahman.

 Además de recordar a los que me leen la versión original, pues es una delicia paladear las palabras hindis en vez de las del inglés por una vez, y ya que son las que verdaderamente armonizan con la melodía:



(no sé a vosotros, pero a mí esta película me parece preciosa y la manera en que la vida en la India tiñe toda la película es simplemente maravillosa)

 también quisiera daros a conocer una escena musical con la canción "Bole chudiyan" (El retintín de mis pulseras) de la película "Kabhi khushi kabhie gham" (A veces alegrías, a veces tristezas). Creo que este trozo os ayudará a crearos una idea más aproximada de la vida y la cultura reales en la India.



 Los trajes, los movimientos, las palabras, la música, los instrumentos tan propios de la música de la India, los ritos, las expresiones faciales, las ideas asumidas, los valores principales y defendidos, las características específicas de las letras de las canciones, todo es una pincelada más que completa el singular cuadro que componen las culturas de la India.

 Por otro lado, la costumbre de incluir esta clase de "eventos" en las películas, en especial las más taquilleras del país, como esta misma, pienso que no debe observarse como algo infantil, sino que es importante y es el resultado de muchas cosas que estamos pasando por alto en las culturas de este subcontinente. No hace mucho era habitual en muchas películas occidentales y aún hoy en día se siguen haciendo musicales, por lo tanto no parece algo tan descabellado, sino que más bien el baile transmite una sensación de unidad que se ve reforzada por la música y el canto unísono.

 Esa sensación de unidad que para ellos resulta tan natural es algo que personalmente echo bastante de menos en Occidente. Quizá por eso me atraen tanto estas canciones y estos bailes.

Saturday, May 29, 2010

Una madeja deshilachada atada con 9 candados

 El suelo está frío. Abrazo mis rodillas y hundo un poco mi cabeza por debajo de mis brazos para aumentar mi sensación de calor. Estar desnudo en un callejón que no sabe de donde viene ni adónde va es una situación muy fría. Mi piel pálida contrasta con las baldosas sucias y negruzcas que intentan cubrir sin éxito uno de los lugares de la ciudad donde la sangre y el metal de las navajas harían mejor la función de las baldosas.

 Pocas personas transitan este sitio, así que podría decirse que estoy más o menos a salvo, pero teniendo en cuenta que todas y cada una de las figuras que circulan por aquí son altas, lúgubres, reservadas y de una mirada tan hostil que deja adivinar el grado de peligro del arma que esconden en alguna parte de sus anónimos ropajes. Uno puede encontrarse toda clase de ciudadano, desde el pobre diablo que se acaba de iniciar en la droga del asesinato hasta el alto ejecutivo que pavimenta con billetes su paseo por el reino de la muerte para mantenerse a salvo de las llamas, hasta llegar a su ambiciosa meta, cualquiera que esta sea.

 Aquí el negro es la bandera que une a unos y a otros, el único código de color que da a entender quién está dentro y quién está fuera. Así es muy fácil que te reconozcan, cuando tu único cascarón es una piel débil y del color de la guadaña.

 Todos andan rápidos y con paso firme. Todos andan ocupados y haciendo cosas. Todos se saben fuertes y con recursos, todos tienen un lugar adonde ir. Todos tienen algo adonde acogerse cuando surge algún problema. Pero aquí estoy yo, sólo e impotente. Sólo soy un niño de 8 años que no sabe cómo ha llegado hasta aquí, que no sabe adonde ir ni qué hacer, si es que puedo hacer algo. Indefenso e impotente, conozco bien las virtudes y defectos de cada forma o color que deambula por estos lares, he visto sus artimañas y cómo se contrarrestan.

 Pero yo no puedo hacer nada, por mucho tiempo que pase aquí, yo permanezco igual de indefenso. Nunca me he movido de aquí, ni creo que lo haga. Me he mantenido en estas baldosas durante tanto tiempo que mi memoria no alcanza a recordar. He estado tanto tiempo sin poder moverme que mis músculos se han marchitado hasta límites insospechados. La fuerza de vida me rehuye porque soy como un alma que habita entre mundos.

Friday, April 16, 2010

Quejarse porque sí no ayuda

 Estamos más que acostumbrados a frases del tipo "el mundo es una mier--", "qué asco de sociedad". Estas frases son un recurso fácil, que se dicen con ligereza porque, al fin y al cabo, todos decimos y pensamos lo mismo, ¿no? Es muy cierto que la crítica es extremadamente útil, nos permite ver en qué estamos fallando y nos baja los pies a la tierra. De hecho, la autocrítica es una gran herramienta para la autosuperación y para alcanzar el éxito. Hasta se han creado puestos de trabajo dedicados única y exclusivamente para criticar (hablo de trabajos serios, no de la prensa del corazón). Pero seamos sinceros, la gran mayoría de quienes dicen esas frases no hacen precisamente "crítica constructiva". Es más, suele ocurrir que el esfuerzo que dedican a mejorar la sociedad es... nulo.

 A menudo pienso que ese tipo de frases es propio de gente que acaba de nacer y no se da cuenta de que el mundo no se creó en un día y que, si estamos así, es por algo. ¿Para qué estudiamos historia durante años? ¿De verdad alguien pensaba que, tras dos Guerras Mundiales y una Guerra fría, en menos de 100 años íbamos a vivir en un mundo utópico por estar en el denominado "siglo veintiuno"? ¿Es que íbamos a resolver en menos de 100 años (y menos de 15, que la Guerra Fría terminó en 1991) lo que llevamos siglos arrastrando?

 El mundo nunca ha sido mejor de lo que es ahora. De acuerdo que muchos se quejarán por la crisis económica que hay, pero si lo miras bien, es el resultado natural de una actitud inmadura prolongada en el tiempo, ¿quién se iba a creer que la especulación iba a ser adecuada a largo plazo? ¿Es que nadie comprendió desde el primer momento en que se empezó a especular de manera alarmante que lo que hacían era un acto terriblemente egoísta y despreocupado por las consecuencias que tendría? Seamos honestos, esa actitud lleva milenios en la humanidad. De hecho, es la que ha causado muchos problemas en repetidas ocasiones.

 Pero sólo se tiende a pensar en el "ahora". Los problemas que vivimos "ahora" son la llamada de atención para responsabilizarnos de lo que hicimos "antes". Mientras unos muchos especulaban, otros muchísimos eran espectadores de dicha especulación, conscientes de que semejante acto era extremadamente irresponsable y perjudicial. Pero es más cómodo callar y hacer como que no ves, seguir con tu vida. Otra actitud irresponsable, por cierto. O sea que ahora vivimos la situación que creó la falta de responsabilidad por parte de una inmensa mayoría de la sociedad, bien por hacer o bien por no hacer.

 Aún así, es mejor que nos centremos en el tema que nos concierne. En el mundo se han cometido indescriptibles atrocidades, como sigue ocurriendo hoy en día. Pero eso no es todo, y es un error quedarse ahí. Es un error cegarse por el impacto que nos causa ver que se cometen atrocidades, porque, simple y llanamente, no estamos demostrando ser muy maduros con ese comportamiento. ¿Qué sería de todos esos que se quedan de brazos cruzados quejándose, ya sea en voz baja o a grito pelado, si grandes figuras como Mahatma Gandhi o Nicolás Copérnico no se hubiesen esforzado en hacerse cargo de aquello que consideraban su responsabilidad? No es como si ellos hubiesen vivido en un mundo mejor que el nuestro, precisamente. ¿Con qué cara podemos quejarnos cuando gente en pésimas condiciones de vida ha conseguido mucho más que los miles de millones de personas que se han quejado a lo largo de la historia de la humanidad?

 Copérnico no tenía un grupo de seguidores vía Facebook que se organizara para protegerlo y defender su causa por todo el mundo conocido de aquella época. Mahatma Gandhi no nació en una sociedad con libertad de expresión en la que cada cual podía hacer y decir lo que quisiera. Para luchar contra la discriminación racista en EEUU, Martin Luther King tuvo que padecerla mucho tiempo antes de que llegara ese día... y hasta entonces, ¿qué? ¿Se quedaba con los brazos cruzando diciendo "qué asco de sociedad"? ¿O más bien comprendió que la sociedad es un compendio de factores que interactúan de diversas maneras y que los conflictos de ésta es una parte de ella y que, detrás de ellos, hay muchas cuestiones a considerar?

 Si hoy en día hay discriminación contra los gays, las lesbianas, los bisexuales y los transexuales, no es porque se haya puesto de moda hace 5 años, es porque ha existido toda la vida. (Sí, algunos dirán que en la sociedad helénica los gays estaban muy bien vistos, pero no eran relaciones homosexuales como se entienden hoy en día y, además, los otros tres colectivos mencionados no es que estuvieran bien vistos precisamente, aunque en vez de transexuales hubiera sólo travestis por falta de medios.) Mientras ha habido esa discriminación, a lo largo de los siglos, ha habido otros problemas también, muchos de ellos ya no existen hoy en día, pero la sociedad sigue su proceso, no se puede resolver todo a la vez, es necesario centrarse primero en unos temas y luego en otros: hizo falta que unos cuantos científicos con poco presupuesto y muchas horas de sueño atrasado se atrevieran a contradecir los axiomas que imponía la Iglesia católica para que dejara de tener el monopolio de la política y el funcionamiento del mundo occidental para que la ciencia pudiera progresar, el radicalismo religioso perdiera cuerpo desmembrándose en Occidente y, posteriormente, que se desvinculara por completo de casi todos los gobiernos occidentales para que la gente empezara a ver las escrituras bíblicas desde las perspectivas actuales (y gracias a todo esto, otras cuestiones como el respeto a la mujer y al colectivo LGBT pudieron empezar a resolverse).

 Además, cuantos más se dediquen a ello, más rápido avanzaremos, pues con quejas no se consigue nada. Si uno quiere lograr algo, uno tiene que ser activo y trabajar para alcanzarlo, tanto en su vida personal como en la sociedad. Si no hemos avanzado más rápido hasta ahora ha sido porque todos los que se quejaban han permanecido con los brazos cruzados, y si uno forma parte de sus filas, ¿no está repitiendo una lacra que se repite tanto como muchas otras que siguen perjudicando a la humanidad?

 Parece que la raíz de todo este asunto es una profunda incomprensión del funcionamiento de la sociedad y una gran falta de responsabilidad que pretende pasar desapercibida, pero para muchos otros no es más que un comportamiento infantil.

 Ayudar y esforzarse para que la sociedad evolucione tampoco es fácil, y aquellos que se dedican a esa tarea no se quejan de que sea difícil, hacen otra clase de crítica: una crítica constructiva, con descripciones detalladas y propuestas para resolver el problema en cuestión.

 No eres diferente por quejarte, más bien eres uno más del montón de los que vician el ambiente de la sociedad con pesimismo que sólo sirve para echar a perder toda iniciativa.

Thursday, April 01, 2010

Un nuevo comienzo, una miríada facetas

Tras mantener el blog abandonado durante casi un año, me he lanzado a hacer una gran remodelación, intentando incorporar todas las "actualizaciones" de mi persona, con sus diversas vocaciones y pasiones, cada una tirando de mí en diferentes direcciones, como si de los caballos del arcano mayor El Carro se tratase.

Dos grandes vocaciones se encuentran descritas en el nuevo título del blog: las culturas y sus habitantes, las personas. Parece que a menudo olvidamos que las culturas están compuestas por personas. Y no nos engañemos, hay tanta diversidad de personas como podamos imaginar. ¿Por qué esta diversidad no salta a la vista cuando contemplamos una misma cultura? ¿Es que tanto necesitamos una idea homogénea y superficial de las cosas que preferimos quedarnos con un concepto erróneo? ¿Es que hay algún interés en hacernos creer eso? Y lo que es más, ¿hasta qué punto esta superficialidad en nuestra concepción de las culturas repercute negativamente en la política y las relaciones internas de una sociedad? Porque, no nos engañemos, la manera en que concibamos a los demás nos permitirá comprender cómo nos concebimos a nosotros mismos.

A medida que he ido creciendo, he aprendido a valorar un poco más la diversidad en todo y, sobre todo, la diversidad en la convivencia. Pienso que la diversidad lo enriquece todo, es una gran ventaja que enseña muchas lecciones. La luz blanca consigue sus cualidades gracias a la fusión perfecta y total de todos los colores del espectro lumínico. Si un color predominara, se perderían infinidad de matices pero, si se logra la fusión total, se alcanza un nuevo nivel, es un salto cualitativo, algo nunca antes concebido, un mundo nuevo que conocer.

Sin embargo, muchas veces esta diversidad se ve en peligro por el orgullo y la ausencia de aceptación. Es muy difícil vivir en convivencia si alguna de las partes intenta imponer su visión del mundo o si ve a otros como algo a suprimir. A su vez, es triste que alguien o algún colectivo que intenta hacer valer su identidad sin intentar eliminar a los demás opte con tanta frecuencia por desentenderse de los demás porque cree que no puede coexistir sin sentirse amenazado.

Creo que ésta es una de las principales cuestiones sobre las que conviene reflexionar hoy en día. Puede que el concepto de cultura necesite ser pulido un poco más, que no sólo existe en una cultura una única forma de vida, que una sociedad es más rica cuantos más estilos de vida abrace, pues España es mucho más que flamenco y toros y Turquía es mucho más que mezquitas y derviches. (Aquí convendría reflexionar sobre lo que significa "estilo de vida", no es lo mismo un gitano respetable que mantiene sus creencias sin hacer daño a nadie que uno ignorante que se limite a robar y aplique la ley del Talión sin restricción, hay de todo y conviene tener algo de sentido común a la hora de reflexionar.)

Esto puede parecer un pensamiento muy abstracto o de poca utilidad, pero en realidad es la raíz de muchos problemas actuales: ¿por qué hace falta que Cataluña y País Vasco se independicen para que sus identidades sean reconocidas y expresadas totalmente? ¿Por qué la Iglesia no puede manifestarse, si su derecho a la libre expresión está igualmente recogido en la Carta de los DDHH? ¿Por qué perseguir a los fumadores en vez de limitarse a promover la sana práctica del abandono del tabaco? ¿Por qué no puede haber pluralidad de ideologías políticas sin pisarse las unas a las otras? ¿Por qué una persona de 25 años no puede tener amigos de 50 y de 15 sin que le miren mal?

Soy de la opinión de que aceptar todas estas cosas implica tener una mente independiente que aprenda a entender las cosas por sí misma, sin esperar a que ningún medio de comunicación ni ningun ente público le diga cómo interpretarlas, sin depender de la aceptación social para formarse unas ideas que sean percibidas como auténticas por quien las concibe.

Tal vez se sienta cierta aversión por la diversidad porque ella implica reevaluar el comportamiento de uno mismo, pero las consecuencias negativas de este rechazo ya no son sostenibles, o nos veremos abocados al caos que se ha intentado evitar con tanto esfuerzo. Mejor la diversidad desde el conocimiento y la aceptación que el caos desbordante, ¿no?

Ésta es una introducción a una de las ideas que me gustaría ir desarrollando en este blog. Como muchos podrán pensar, la mayoría de estas ideas ya han sido pensadas y expuestas con anterioridad por un número considerable de personas, pero no parece que hayan sido compartidas lo suficiente como para que ya no haga falta hablar de ellas. Por otro lado, pienso que he introducido algunas nuevas perspectivas, la punta de un iceberg que aún hay que descubrir...

Vuestros comentarios serán siempre más que bienvenidos, porque serán una parte integral que haga real el espíritu del blog: la diversidad de ideas, de formas de ver y sentir la vida, en definitiva, distintos aportes.

Saturday, April 18, 2009

Imán emocional

Quisiera dedicar esta entrada a Gerardo, Miguel, Miguel A. R. G., Inés, Isabel R. S., Álex, May, David e Ingrid A. R., por haber soportado mis charlas y haberme intentado ayudar y aconsejar. Todos me habéis ayudado a comprender poco a poco lo que aquí se lee, que en definitiva, no es poco. Muchas gracias por haber estado ahí y tener tanta paciencia conmigo. Os quiero mucho.

Creo que todos tenemos esta habilidad en cierta medida, pero por suerte para muchos, cuando se tiene una autoestima y una identidad fuertes, no afecta demasiado en tu desarrollo normal, es esa identidad la que te suele causar problemas más bien. Sin embargo, cuando uno tiene una gran capacidad para absorber las emociones de los demás, y además tiende a centrarse mucho en los demás y, por si fuera poco, tiene una identidad y autoestima poco desarrolladas y ejercitadas, esta habilidad se convierte en un calvario. Uno que, generalmente, cuesta mucho de identificar y de aprender a manejar.

Para que la gente que no sabe a lo que me estoy refiriendo y aquellos que pueden sufrir lo mismo sin saberlo (que son más de los que pensamos) entiendan de lo que hablo, voy a describir en qué consiste y cuáles son las consecuencias en base a mis experiencias.

A menudo oímos hablar de la importancia de ponerse en la piel (o en los zapatos, según de donde vengas) de los demás. Todos tenemos la capacidad de sentir lo que otras personas sienten en determinado momento, lo único que a menudo es tenue o no tan intenso como para que te cueste deshacerte de esa sensación y volver a lo que tú sentías anteriormente.

Como ocurre con todo, cuanto más lo practicas, mejor se te da. Esto se traduce en que sientes con mayor fuerza lo que otras personas sienten, lo bueno y lo malo, y con el tiempo... esto ocurre sin ni siquiera plantéartelo, sino que es espontáneo. Con aún más tiempo, cuando esto pasa, dejas de identificarlo como algo externo y piensas que eso que sientes proviene de ti, y es entonces cuando te pierdes. En ese momento, entras en un laberinto donde la única salida está cerrada con una llave que no recuerdas dónde la has dejado, porque ni siquiera recuerdas haber sido tú quien la ha cerrado.

Lo peor de todo es que la puerta no está cerrada a los sentimientos externos, y estos siguen llegando mientras que los primeros nunca se fueron. Esto hace que se vaya generando una montaña de sentimientos confusos para los que no existe una explicación aparente. Esta confusión te lleva a creer que eres quien no eres, a hacer lo que no harías en otras condiciones.

Obviamente, tiene su lado bueno, aunque no compensa, y es que también te alegras mucho más por los buenos sentimientos de los demás. Pero esto, a su vez, se convierte en otro laberinto sin salida aparente, porque los sentimientos positivos de los demás también se van acumulando en uno mismo, aunque no te pertenezcan, y entonces sientes alegrías y sentimientos positivos con estímulos a los que anteriormente no reaccionabas así. Y crees que algunos de estos estímulos son realmente cosas que te apasionan, de las que quieres saber más y más y a las que quieres dedicar más y más tiempo, cuando no es así.

Tampoco hay límite en el número de personas de las que puedes llegar a absorber emociones, aunque generalmente de las que más se suele absorber son las más cercanas sentimentalmente y a las que más ves, ya que el contacto también ayuda mucho. Sin embargo, si eres alguien que se suele relacionar con muchas personas constantemente o de manera superficial con una serie de personas todas distintas que tengan una característica en común, también te afecta en gran medida.

Todo esto te lleva a entrar en una dinámica que te aleja más y más de lo que tú eres. Te lleva lejísimos, a una zona remota que nunca habrías imaginado o deseado llegar, hasta que llega un punto en que algo en tu interior te avisa que has llegado demasiado lejos y que definitivamente no encaja con lo que tú eres, pero están tan lejos y has dejado de contactar con lo que tú eres por tanto tiempo que no sabes ni dónde estás, ni dónde está lo que tú eres ni cómo volver. Intentas gritar para que te saquen de donde estás pero nadie entiende tus gritos porque ni tú mismo te entiende. Y aunque lo hicieras, es poco probable que los demás te entendieran.

Con el tiempo te sientes frustrado, porque no has podido desarrollar lo que a ti te hubiera gustado; sientes que no sirves para nada, porque aquello que anhelabas no lo has conseguido, porque sólo has conseguido los éxitos de los "demás", y las alabanzas de los demás nunca te llenarán como lo podrían hacer las que te puedas dar a ti mismo, que no te las darás porque no has alcanzado "tus" metas, sino las de otros. Pero tú no sabes eso, simplemente sabes que no te sientes conforme y no sabes por qué, piensas que puede ser por muchas cosas menos por las que es.

Esto te lleva a la inacción, a que nada te haga sentir satisfecho porque no te encuentras contigo mismo en ningún momento. Tú no eres tú hagas lo que hagas, y la verdad, a nadie le gusta no ser uno mismo. Esta inacción, a su vez, te lleva a sentirte culpable por no hacer nada, por saber que tienes muchas cosas por hacer pero te falta el combustible, te falta la energía que te insufla el corazón cuando haces algo que, de una forma u otra, ves que quieres hacer o realmente te compensa hacer. Todo ello te genera una espiral descendente que te lleva al más crudo odio a ti mismo. Te encuentras cada vez peor, cada vez más enfermo, cada vez más inactivo, cada vez más culpable, con cada vez más malestar en todo momento.

Por si fuera poco, como te olvidas de ser tú mismo sin los demás porque son los que te rodean los que alimentan la máscara que crees ser, buscas estar con tus amigos o con tus familiares, para que te provean de eso que tú crees que eres, además de porque disfrutas de su compañía, claro. Pero, aunque parezca mentira, en el fondo disfrutas menos que antes, porque en el mismo acto de absorber de los demás, estás negando lo que eres y suprimiendo tus propios sentimientos, lo cual te impide disfrutar tanto del momento. Esta manera de relacionarte te lleva a hacer preguntas y realizar acciones que carecen a menudo de sentido o son repetitivas pero que tienen un fuerte componente de "demanda de energía". Esto también hace que te sientas mal contigo mismo.

De todas formas, aun cuando descubres que tienes esta capacidad, especialmente cuando realmente comprendes el alcance y las repercusiones de todo esto, te queda la tarea de desprenderte de todo lo que te sobra y regresar a ti mismo para después poder redirigir tu vida en la dirección que te dicta tu corazón, lo cual no es poca cosa, la verdad. Pero esto es prácticamente imposible si uno no averigua cómo dominar esta habilidad, porque entorpece tu camino constantemente, te distrae y te vuelve a llevar por donde has vuelto y tienes que empezar de nuevo.

Probablemente la clave esté en quererse a uno mismo incondicionalmente, en aceptarse tal cual uno es, en volver a apreciar la total soledad y valorar lo que uno realmente desea y ansía, equilibrando todo con esta habilidad para no volver a caer en extremos... Se aceptan ideas de toda clase.

Ya veremos lo que sale de todo esto...

(Gracias por leer hasta aquí)